La película Recursos Humanos (de Laurent Cantet) nos cuenta la
historia de Frank, un joven universitario de París, que vuelve a la casa de sus
padres para hacer las prácticas en la fábrica en la cual hace 30 años trabaja
su papá. Frank ingresa como adscripto en el Departamento de Recursos Humanos.
Realiza un trabajo sobre la aplicación de 35 horas de trabajo, tema de
conflicto entre la fábrica y el sindicato. Para ello realiza una encuesta para elaborar
a los obreros, mientras elabora el análisis de dicha encuesta descubre accidentalmente
que a su padre lo van a despedir junto a once personas más. Da a conocer al
sindicato esa lista y los apoya en la huelga. Por este motivo pierde su empleo.
Su padre sabiendo que su nombre figura en la lista sigue trabajando sin
adherirse a la huelga lo que hace enojar a Frank que le hace muchos reproches
que hieren a su padre. Luego su papá adhiere a la huelga junto con el resto de
los obreros y logran paralizar la fábrica. Frank decide volverse a París.
La fábrica y sus obreros, incluido el padre de
Frank, están sumergido dentro del fenómeno conocido con el nombre “fordismo” y el “taylorismo”. Algunas características:
·
Producción
en serie.
·
Reducción
del tiempo para producir y reducción de costos.
·
Precios
más bajos de las mercancías en el mercado.
·
Mayor
capacidad para extraer ganancias.
·
Procesos
estandarizados y mecanizados.
·
Obrero
especializado.
·
Aumento
de la división del trabajo.
·
Profundización
del control de los tiempos de producción del obrero.
En nuestros días el capitalismo proclama “Nada
a largo plazo” lo que significa:
·
Que
de poco vale la experiencia.
·
Que
nada está asegurado.
·
Que
todo proyecto debe ser a corto plazo.
· Que
en cualquier momento uno es prescindible independientemente del esfuerzo
realizado.
“Hoy un joven americano puede cambiar de
trabajo al menos once veces en el curso de su vida laboral, y cambiar su base
de cualificaciones al menos tres veces durante cuarenta años de trabajo (RichardSennet).
El obrero era considerado como una parte más de la máquina. Cada uno en su tarea monótona logrando la mayor producción posible. La gerencia creía que los empleados tenían como objetivo la maximización de las ganancias de la empresa, sin dejar lugar al factor personal.
El obrero era considerado como una parte más de la máquina. Cada uno en su tarea monótona logrando la mayor producción posible. La gerencia creía que los empleados tenían como objetivo la maximización de las ganancias de la empresa, sin dejar lugar al factor personal.
Frank descubre: “que su estudio sobre las 35
horas es para tapar el verdadero plan (introducir nueva maquinaria y echar a
varios empleados) está de acuerdo con la flexibilización del trabajo que
intenta aplicar la fábrica, lo que implica las reducciones de plantilla, ya que
lo que se pretende es producir más con menos mano de obra. Para la empresa su
único objetivo es aumentar su producción y sus beneficios, aunque para ello se
vean perjudicados los trabajadores. En este régimen de trabajo flexible los
trabajadores de edad madura y con mayor experiencia (como el padre de Frank)
han sido identificados con lo viejo y lo caduco, y también son considerados
como parte del estancamiento resultan ser, entonces, por lo común, los
candidatos “naturales” para ser despedidos en el momento de los “reajustes” de
personal que permanentemente realizan las empresas.
En los últimos cincuenta años, el tiempo
total destinado al ocio se incrementó para una mayoría de la población,
especialmente los habitantes de las grandes ciudades. El ocio se ha vuelto intersticial.
Dentro del constante desplazamiento en el
transporte público, durante las actividades laborales o en las escuelas, se
experimentan burbujas de tiempo sin
especialización alguna, pero con la de
dispositivos móviles permiten al individuo adaptar esos tiempos y hacerlos más
personales mediante el uso de las tecnologías de la información.
Según Roberto
Igarza el ocio se consume en
pequeñas píldoras de fruición,
brevedades que pueden disfrutarse en los microespacios que dejan las
actividades laborales o en los fragmentos de dedicación ociosa que el usuario
se adjudica durante los desplazamientos
o en su tiempo libre en el hogar.
El tiempo de ocio es tiempo de informarse,
pero sobre todo es tiempo de distinción, de esparcimiento y divertimiento.
El padre de Frank y sus compañeros no tenían
mucho tiempo para relacionarse con sus compañeros por eso iban 15 minutos antes
para contarse sus cosas.
En el trabajo del padre en su máquina no
presentan espacios intersticios ociosos.
Para
Roberto Igarza en la actualidad las nuevas generaciones están introduciendo
cambios en las formas de asimilar el trabajo, organizarlo, producir y
distribuir valor.
En la relación de Frank y su padre se ve la
convivencia de culturas de trabajo generacionalmente distintas.
Es muy grande la diferencia de cómo el papá
entiende el tiempo perdido y realiza las pausas laborales a respecto de la
visión y de la práctica del hijo. El más adulto planifica, divide y usa el
tiempo de manera diferente. Ha visto el trabajo como una forma de vida y ha
vivido para trabajar. Laurent Cantet afirma:
Tanto para el padre como para muchas
personas, el trabajo es un valor en sí mismos. Valora la fatiga, el sudor, como
un ir más allá. Por muy alienante que pueda ser el trabajo, es a pesar de todo
una realización personal. O en todos casos, es vivida como tal… El padre
trabaja porque hay que trabajar para merecer su lugar entre las personas. Es una
cuestión de ciudadanía, también de dignidad. La reducción del tiempo de
trabajo, para él es un lujo, no le gusta demasiado.
En cambio para la generación de Frank el
trabajo representa algo muy diferente de lo que es para las otras generaciones
con las que convive laboralmente. Confía más en que podrán modelar sus tareas y
funciones a su vida personal que adaptar su vida al trabajo.
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