lunes, 11 de febrero de 2013

Película Recursos Humanos


  La película Recursos Humanos (de Laurent Cantet) nos cuenta la historia de Frank, un joven universitario de París, que vuelve a la casa de sus padres para hacer las prácticas en la fábrica en la cual hace 30 años trabaja su papá. Frank ingresa como adscripto en el Departamento de Recursos Humanos. Realiza un trabajo sobre la aplicación de 35 horas de trabajo, tema de conflicto entre la fábrica y el sindicato. Para ello realiza una encuesta para elaborar a los obreros, mientras elabora el análisis de dicha encuesta descubre accidentalmente que a su padre lo van a despedir junto a once personas más. Da a conocer al sindicato esa lista y los apoya en la huelga. Por este motivo pierde su empleo. Su padre sabiendo que su nombre figura en la lista sigue trabajando sin adherirse a la huelga lo que hace enojar a Frank que le hace muchos reproches que hieren a su padre. Luego su papá adhiere a la huelga junto con el resto de los obreros y logran paralizar la fábrica. Frank decide volverse a París.

 La fábrica y sus obreros, incluido el padre de Frank, están sumergido dentro del fenómeno conocido con el nombre “fordismo” y el “taylorismo”. Algunas características:
·         Producción en serie.
·         Reducción del tiempo para producir y reducción de costos.
·         Precios más bajos de las mercancías en el mercado.
·         Mayor capacidad para extraer ganancias.
·         Procesos estandarizados y mecanizados.
·         Obrero especializado.
·         Aumento de la división del trabajo.
·         Profundización del control de los tiempos de producción del obrero.
  En nuestros días el capitalismo proclama “Nada a largo plazo” lo que significa:
·         Que de poco vale la experiencia.
·         Que nada está asegurado.
·         Que todo proyecto debe ser a corto plazo.
·       Que en cualquier momento uno es prescindible independientemente del esfuerzo realizado.
  “Hoy un joven americano puede cambiar de trabajo al menos once veces en el curso de su vida laboral, y cambiar su base de cualificaciones al menos tres veces durante cuarenta años de trabajo (RichardSennet). 
  El obrero era considerado como una parte más de la máquina. Cada uno en su tarea monótona logrando la mayor producción posible. La gerencia creía que los empleados tenían como objetivo la maximización de las ganancias de la empresa, sin dejar lugar al factor personal.
   Frank descubre: “que su estudio sobre las 35 horas es para tapar el verdadero plan (introducir nueva maquinaria y echar a varios empleados) está de acuerdo con la flexibilización del trabajo que intenta aplicar la fábrica, lo que implica las reducciones de plantilla, ya que lo que se pretende es producir más con menos mano de obra. Para la empresa su único objetivo es aumentar su producción y sus beneficios, aunque para ello se vean perjudicados los trabajadores. En este régimen de trabajo flexible los trabajadores de edad madura y con mayor experiencia (como el padre de Frank) han sido identificados con lo viejo y lo caduco, y también son considerados como parte del estancamiento resultan ser, entonces, por lo común, los candidatos “naturales” para ser despedidos en el momento de los “reajustes” de personal que permanentemente realizan las empresas.
  En los últimos cincuenta años, el tiempo total destinado al ocio se incrementó para una mayoría de la población, especialmente los habitantes de las grandes ciudades. El ocio se ha vuelto intersticial.
  Dentro del constante desplazamiento en el transporte público, durante las actividades laborales o en las escuelas, se experimentan burbujas de tiempo sin especialización alguna, pero con  la de dispositivos móviles permiten al individuo adaptar esos tiempos y hacerlos más personales mediante el uso de las tecnologías de la información. 
  Según Roberto Igarza el ocio se consume en pequeñas píldoras de fruición, brevedades que pueden disfrutarse en los microespacios que dejan las actividades laborales o en los fragmentos de dedicación ociosa que el usuario se adjudica durante los desplazamientos  o en su tiempo libre en el hogar.
  El tiempo de ocio es tiempo de informarse, pero sobre todo es tiempo de distinción, de esparcimiento y divertimiento.
  El padre de Frank y sus compañeros no tenían mucho tiempo para relacionarse con sus compañeros por eso iban 15 minutos antes para contarse sus cosas.
  En el trabajo del padre en su máquina no presentan espacios intersticios ociosos.
  Para Roberto Igarza en la actualidad las nuevas generaciones están introduciendo cambios en las formas de asimilar el trabajo, organizarlo, producir y distribuir valor.
  En la relación de Frank y su padre se ve la convivencia de culturas de trabajo generacionalmente distintas.
  Es muy grande la diferencia de cómo el papá entiende el tiempo perdido y realiza las pausas laborales a respecto de la visión y de la práctica del hijo. El más adulto planifica, divide y usa el tiempo de manera diferente. Ha visto el trabajo como una forma de vida y ha vivido para trabajar. Laurent Cantet afirma:
    Tanto para el padre como para muchas personas, el trabajo es un valor en sí mismos. Valora la fatiga, el sudor, como un ir más allá. Por muy alienante que pueda ser el trabajo, es a pesar de todo una realización personal. O en todos casos, es vivida como tal… El padre trabaja porque hay que trabajar para merecer su lugar entre las personas. Es una cuestión de ciudadanía, también de dignidad. La reducción del tiempo de trabajo, para él es un lujo, no le gusta demasiado.
  En cambio para la generación de Frank el trabajo representa algo muy diferente de lo que es para las otras generaciones con las que convive laboralmente. Confía más en que podrán modelar sus tareas y funciones a su vida personal que adaptar su vida al trabajo.

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